INTERPRETACIÓN DE LA NOVELA “VELAS ROJAS” por un escritor, poeta, pintor español Josep Diago Beti y su Historia de Amor.
“VELAS ROJAS” del escritor ruso Alejandro Green.
1ª parte – LA NOVELA.
Esta novela narra la historia de la vida de la niña llamada Assol, En Kaperna, un pueblo costero del Báltico. Assol vive con su padre Longren, que es un antiguo marinero y hoy fabricante de barcos en miniatura, su madre murió cuando tenía cinco meses. Una vez Assol pasando por el bosque conoce a un anciano llamado Egle, que le dice que, cuando se haga adulta, ella encontrará al príncipe de sus sueños que vendrá en un barco con las velas de color escarlata y vendrá para llevársela con él. Assol mientras cuenta esta historia a su padre, un mendigo la escucha y hace correr la voz por la ciudad. Desde ese momento todos los habitantes hacen mofa de la pequeña. Assol creyó al anciano e iba a esperar al príncipe todos los días. Assol se fue haciéndose una joven muy bella.
Arthur Grey, hijo de unos nobles que viven en un castillo, lleva de cabeza a los sirvientes y a sus propios padres. El niño vive inmerso en un mundo de fantasía, jugando a ser marineros con el criado Poldychoke. Cuando ya es un joven, se enrola en el velero del capitán Gop, dónde aprende rápidamente el oficio. Hasta tal punto son sus progresos como marino, que el capitán consigue que el dueño de la compañía naviera nombre al joven, capitán de un galeón, el "Secreto". Arthur, ya es capitán y llega por casualidad al puerto de Liss. Arthur da la noche libre a toda la tripulación y se va a pescar acompañado del grumete Letika. Al amanecer, el joven capitán se encuentra en el bosque, tendida en el suelo durmiendo a una bella joven, Assol. Arthur se enamora de ella, no la despierta, pero le deja puesto un anillo en uno de los dedos de la joven. Se interesa por la chica y va preguntando a los aldeanos a cerca de ella y escucha las historias irónicas sobre los sueños de Assol.
Ese mismo día, Arthur compra gran cantidad de metros de tela de seda escarlata, con la que va a tejer unas nuevas velas para el galeón. Assol está asombrada al descubrir el anillo en su dedo. Por su parte, Arthur continúa la preparación del barco, contratando incluso una orquesta. Llega por fin el día que el velero despliega sus velas y se dirige rumbo a la ciudad donde vive Assol. Assol se asoma a la ventana y ve a lo lejos el barco de las velas escarlatas y ve que su sueño se está empezando a cumplir. El capitán Arthur Grey al llegar al puerto y no ver a Assol, grita varias veces -“Assol donde estás?!!!!”; a lo que inmediatamente Assol corriendo llega al puerto, dice: -“Estoy aquí”, -“Estoy aquí”. Pese a la incredulidad de los habitantes del pueblo pesquero, el sueño de Assol se hace realidad, tal y como le había predecido el anciano Egl. Y Assol y Arthur Grey partieron en el barco de velas escarlatas, seguros de su amor y de su felicidad.
CONTINUARÁ………………..
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Esta historia romántica ha creado una base para la maravillosa fiesta llamada Alye Parusa, que se celebra en junio de cada año en San Petersburgo (Rusia). Es una fiesta para los niños que terminan sus estudios en las escuelas, que entran en una nueva vida y que, por supuesto, creen en el milagro como Assol. Recordemos que "Velas Escarlata", de San Petersburgo, es uno de los shows más grandes del mundo, con el mayor nivel de complejidad y un número récord de espectadores. Cada año el festival atrae a un número creciente de turistas, sólo el año pasado el número de participantes en el programa más romántico superó 3 millones de personas. Una emocionante presentación multimedia pirotécnica nocturna en las aguas del rio Neva, con la salida de una brigantina antigua de velas escarlatas, es espectáculo, ha adquirido fama internacional y se ha convertido en sello cultural de esta ciudad.
“VELAS ROJAS” del escritor ruso Alejandro Green. 2ª PARTE Y FINAL – MI INTERPRETACIÓN DE LA NOVELA.
Recordamos del capítulo anterior: - El capitán Arthur Grey al llegar al puerto y no ver a Assol, grita varias veces -“Assol donde estás?!!!!”; a lo que inmediatamente Assol corriendo llega al puerto, dice: -“Estoy aquí”, -“Estoy aquí”. Pese a la incredulidad de los habitantes del pueblo pesquero, el sueño de Assol se hace realidad, tal y como le había predecido el anciano Egl.
Y Assol y Arthur Grey partieron en el barco de velas escarlatas, seguros de su amor y de su felicidad.
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Cuando Anna, nuestra amiga en común, pero que vive hace años en Martorell), es de Vitebsk, ciudad de Bielorrusia, nos presentó por Internet, a su amiga Larisa, (que es también de Vitebsk y vivía allí), después de mucho hablar y conectar por vía teléfono, Hotmail y Skype, infinidad de veces; yo quise conocer a la que hoy es mi mujer, entonces planeamos entre los cuatro, (También intervino Xavi, marido de Anna), el viaje a Minsk capital de Bielorrusia.
Sabiendo que les gustaba esta bonita novela de Velas Escarlatas; empecé a pensar que es lo que yo podría hacer; me planteé varias cosas para hacer al respecto; ya que mi poder adquisitivo no me alcanzaba para poder comprar, ni alquilar un barco de estas dimensiones, vaya ni en sueños!!!. Después de estar dándole muchas vueltas al tema, pensé entonces en pintar en un cuadro un barco con las velas rojas y así lo hice, lo pinté tal como lo dije en anterior comentario. Hice hacer en la copistería dos camisetas impresas las dos con la foto del barco, en una puse encima del barco, una frase en ruso, que traduzco: “Lari donde estás?”. Me fui al Corte Inglés y me compré una gorra de Capitán de Yate de la Marina Real. (Es la única que encontré), pero me servía de mil maravillas para lo que quería hacer.
Sin saber, ruso (diez palabras mal contadas), ni checo, ni inglés, (solo “chapuerrear” el italiano y el francés, aparte del valenciano, castellano y catalán), iba a cruzarme toda Europa con dos coj__es, ni más ni menos; después de pasar todos los controles de aduana en El Prat, partí solo en el avión rumbo a Praga (Checoslovaquia), llegué a Praga y otra vez tras pasar el control de pasaportes y de equipaje de mano para hacer el transbordo de avión y de terminal.
(Mi amiga Anna, me había dicho que mucho cuidado con las mujeres de Minsk que seguro que harían lo imposible para ligarme o bien en el hotel, me podían ponerme en algún que otro compromiso, a parte también que estaba la mafia rusa, en fin que me puso más nervioso de lo que estaba). Con esta advertencia, iba yo con mucho cuidado por si acaso, (esto pasa sobre todo cuando desconoces los temas). En el aeropuerto de Praga, no tenía ni idea donde tenía que ir para cambiar de terminal; se me acercó una mujer despampanante, muy guapa, pero que muy guapa, y más alta que yo y que me hablaba en ruso me repetía varias veces lo mismo, y yo no entendía nada de lo que me decía, le dije que gracias en ruso, pero no le hice ningún caso, por si acaso. Disimulando me fui al lavabo, esperé unos segundos y luego la seguí con una distancia prudencial, pero la controlaba con la mirada, y recordando sobre todo lo que mi amiga me había dicho. La seguí y total que me llevó el seguirla, al terminal que yo necesitaba para embarcar a Minsk. Después me hizo entender que cuando bajamos del avión y cogimos el autocar para ir al aeropuerto, me oyó hablar con otras personas que preguntaba si por casualidad alguna iba a Minsk, lo que me respondieron todos que no, y fue ahí donde oyó Minsk y supo donde iba y me quiso ayudar.
Y ya (después del control de pasaportes), subí al aeronave que me llevó a la capital de Bielorrusia, Minsk. No fue la única vez que he hecho este recorrido, hasta ocho veces me he cruzado Europa (unos 2.900 km.) he hecho este trayecto, dos veces fui acompañado, la tercera vez con nuestra amiga Anna y la última con Larisa.
Al llegar al aeropuerto de Minsk, corrí a los lavabos y me cambié de camiseta y me puse la antes mencionada y la gorra que iba en conjunto; perdí un tiempo y fui el último para hacer el Visado de entrada, control de personas y entrega de la documentación (Cuatro páginas escritas), luego para hacer el seguro médico y al final para pasar el control de pasaportes, entrega de un documento que te dan en el avión y que debes de tener ya rellenado antes y revisión de equipaje de mano, en teoría no debía de tener demasiados problemas para pasar todos los controles, puesto que lo llevaba todo bien, (pero como que no entendía lo que me hablaban aquellos mandos militares del control de visados), yo todo el rato diciendo en ruso que no les entendía, hasta que al final (pasó un buen rato), hubo un militar que era capitán y que hablaba bastante bien el castellano y me lo explicó todo y me hizo comprender los documentos y papeles que me requerían y que yo ya llevaba preparados, lo que no sabía en qué orden los querían. Pagué lo que me pidieron y pasé por fin, todos los controles habidos y por haber. Estaba preocupado por la maleta, llegué a donde recogían las maletas y la habían dejado fuera de la cadena de entrega, uf!! Menos mal; total que la vi allí levantada y esperando que la fuera recoger, respiré tranquilo porque ya no había nadie. Fuera esperando Larisa, muy, pero que muy preocupada porque había salido toda la gente menos yo, y estaba tardando mucho y tenía miedo por si me habían detenido o algo parecido, después de un buen rato, aparezco yo de capitán con la camiseta, Larisa con los nervios de la espera y al verme así, no supo reaccionar, jajajajaja, pero después (cuando ya estuvo más tranquila), me dijo que quedó impresionada y muy contenta y que le gustó mucho; cogimos un taxi y nos fuimos al hotel…... La otra camiseta que había preparado con la foto del cuadro, que era para Larisa y era de su talla, arriba ponía en castellano: -“Josep, estoy aquí!”. Fin.
Josep Diago Beti